Esta semana se ha estado hablando en Singapur del crimen que viene, si bien realmente podría decirse que es el crimen que está acá. La directiva ejecutiva de Europol, Catherine De Bolle, ha explicado que «el cibercrimen cada vez es más complejo y complejo». Interpol y Europol han festejado una conferencia anual sobre el estado de la ciberseguridad, de la que se desprenden los casos en los que podría ser la próxima víctima de los piratas informáticos.

Se han agrupado en 4 grandes conjuntos que a todo el que le interese este tema ya le sonarán, si bien con los matices y novedades propios del año en curso. El primer conjunto (y dominante, además de esto) es el del ramsonware, los malware conocidos por solicitar un rescate a cambio de dejar en paz a nuestros ordenadores.

Europol advierte que los piratas informáticos cada vez afinan más su objetivo cara empresas o bien personas específicas. La próxima alarma, poco a poco más creciente, informa de que los teléfonos móviles cada vez son más el propósito de los ciberdelincuentes, sobre todo por mayor empleo de la banca móvil.

El llamado crime as a service, en el que conjuntos delincuentes venden sus malware listos para emplear a otros criminales sin conocimientos de hacking, ha crecido exponencialmente. Y la complejidad para advertirlo es cada vez mayor pues venden malware sin ficheros. Resaltan los ataques de denegación de servicio, que son cada vez más fáciles de emplear para gente no cualificada.

En Singapur asimismo se ha hablado de que las compañías que tengan alguna infracción de la nueva directiva europea de protección de datos podrían ser víctimas del ramsonware. Se piensa que podrían preferir abonar un pequeño rescate ya antes que encarar una multa por el incumplimiento de esta directiva. Afirma Europol que el hurto de datos por norma general asimismo está incrementando.

También, han crecido significativamente los ataques de ingeniería social que terminan en estafas por la parte de bandas de África Occidental (Nigeria es la cuna de los mayores especialistas).

El segundo gran conjunto de delitos es el relacionado con las criptomonedas. El cryptojacking, esto es, los ataques para minar criptomonedas con el ancho de banda (y la falta de conocimiento) de otros usuarios están en boga: hay más ataques a sitios webs, como malware para inficionar ordenadores y emplearlos para minar.

Sospecha Europol que brotarán poco a poco más criptomonedas que sostengan la privacidad de sus dueños, y que los criminales demandarán sus rescates en esas divisas.

El tercer conjunto de delitos se considera el más perturbador, puesto que es el de la explotación sexual infantil. «Hemos llegado a niveles inconcebibles hace diez años», afirma Europol, eminentemente por el mayor acceso de pequeños pequeños a dispositivos con conexión y a las redes sociales, lo que ha provocado «una explosión de material autogenerado».

El último conjunto lo forman 2 tradicionales que no cesan: el skimming (clonado de tarjetas por medio de su banda imantada) y el fraude en las telecomunicaciones, sobre todo en su modalidad de pagos sin efectivo.